El miércoles 25 de septiembre los municipales bonaerenses protagonizamos un hecho histórico, por el que luchamos cerca de veinte años: la Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires dio sanción al Proyecto de Ley que fija las nuevas relaciones laborales y negociaciones colectivas de los trabajadores municipales, y que deroga la nefasta ley 11.757, recientemente observada en su articulado por la Suprema Corte de Justicia, calificándola de inconstitucional.

La sanción ya fue girada por secretaria parlamentaria al Senado bonaerense, con el fin de que sea tratada por dicho cuerpo. Fue un gran paso adelante, ahora restan la sanción en la Cámara Alta y finalmente la promulgación del gobernador Scioli.

En el mes de abril de este año, la Federación de Sindicatos Municipales Bonaerenses (FeSiMuBo), en la persona del diputado Hernán Doval, presentó el proyecto de ley que, luego de ciertos cambios, fue aprobado. Las adecuaciones que experimentó el proyecto se debieron básicamente al fallo de la Corte Suprema bonaerense, que declaró inconstitucionales varios artículos de la ley  11.757, lo que llevó a replantear la juricidad de ciertos aspectos del proyecto propuesto.

La norma aprobada nos devuelve a los trabajadores municipales la estabilidad laboral, nos reconoce un Salario Mínimo Vital y Móvil, la negociación colectiva por distrito, de la  misma forma que el porcentaje por antigüedad a incorporar en el sueldo, al tiempo que crea una instancia, el Consejo Consultivo y Asesor del Empleo Municipal, de carácter no vinculante, que deberá reunirse obligatoriamente dos veces por año, la primera durante el primer trimestre de cada año, y que comprenderá como actores centrales a los trabajadores municipales sindicalizados y los intendentes. Este Consejo provincial entenderá en toda la problemática de los municipios bonaerenses.

La lucha que llevamos adelante durante estos años, con el liderazgo del Secretario General de la FeSiMuBo, Rubén “Cholo” García, implicó multitudinarias marchas a la legislatura platense, a la sede de la FAM –Federación Argentina de Municipios- en la Capital, donde fuimos reprimidos por la policía federal y detenidos trabajadores y representantes gremiales. Y también como comisión federativa los secretarios generales que la integramos recorrimos muchísimas comunas en toda la provincia, donde los intendentes manifestaban su acuerdo con los principios y derechos consagrados en el proyecto sancionado, al tiempo que en muchos casos, cuando dejábamos sus distritos, llamaban a los legisladores de su sección electoral para indicarles que no votaran nuestra propuesta.

También formulamos la correspondiente denunciaante la Organización Internacional del Trabajo (OIT) por "cumplimiento del Convenio 154 de la OIT", ratificado en su momento por nuestro país.

No descuidamos ningún aspecto legal, formal ni institucional, no le faltamos el respeto a nadie, en particular a los vecinos de nuestras comunas, y la base de nuestra lucha la protagonizamos en la calle, que es donde se ganan los derechos. En las calles fuimos castigados, perseguidos, reprimidos, pero jamás perdimos el objetivo. Los que apostaron a debilitarnos se equivocaron y por mucho. No hay fuerza más cohesiva y demoledora que los trabajadores ganando la calle. Es una vieja lección de la historia sindical -en particular en la Argentina con el peronismo-, que los políticos juegan a ignorar hasta que tienen la soga al cuello.

No llegamos al triunfo con esta sanción por la buena voluntad de los intendentes, de los concejales, de los funcionarios, de los legisladores ni los sucesivos gobernadores de los últimos 18 años en la provincia. Llegamos hasta aquí por la fuerza de nuestras razones, por la justicia de nuestro reclamo, por el imperio de nuestra voluntad inquebrantable y porque no nos doblegamos.

A nadie escapa que hay una vieja Federación municipal residual, integrada por unos pocos sindicalistas que, encabezados en su momento por Alfredo Atanasof y hoy por Oscar Ruggiero, entregaron nuestras conquistas respaldando la 11.757 a cambio de prebendas personales, en un acto de traición y de villanía. Infamia que hoy permanece, pues convocaron a los diputados a no votar la nueva ley.

De todos modos, cientos de trabajadores de los sindicatos de esa Federación residual marcharon a nuestro lado, hombro a hombro, alejados de la conducta de sus supuestos dirigentes, que se aferran al sello de goma.

También quiero destacar el comportamiento dual y mentiroso del Frente Renovador, cuyo bloque no votó a favor nuestro proyecto. Se escudaron en formalismos, se escondieron en argumentos diletantes, en egoísmos partidarios. No piensan en la gente que trabaja, muchos de los cuales lo hacen en los municipios y les habrán confiado su voto como concejales y legisladores.

Así lo hizo el Frente Renovador en el Concejo Deliberante de Lomas de Zamora, declarando de pico que los trabajadores municipales debemos ganar más, que nuestros ingresos no deben estar por debajo del Salario Mínimo, Vital y Móvil, pero cuando un proyecto busca incorporar ese principio por ley lo votan en contra en el parlamento,  disfrazados de carmelitas descalzas.

Como dije al principio de esta nota, el próximo paso es la sanción de la ley en el senado bonaerense; hacia allá vamos, nuestra potencia no disminuye, lo hacemos por nosotros, por nuestras familias, por la memoria de los que ya partieron y nos guían desde arriba.

La única lucha que se pierde es la que se abandona, un principio muy antiguo pero no por ello menos cierto, y que quedó ratificado para los 180 mil trabajadores municipales bonaerenses que estamos a un paso de obtener un ordenamiento jurídico propio, con la restitución de nuestros derechos cooptados y la incorporación de nuevos derechos fundados en la justicia, la igualdad y la equidad.

Es mentira que vamos a atacar y a desestabilizar a los municipios, primero porque son nuestros lugares de trabajo, y luego porque si esa no fue nuestra intención ni conducta en la lucha, menos podrá serlo ahora con la obtención de nuestras conquistas.

Sabemos que en el medio de todo esto se cruza la política, es decir los políticos con su tradicional parcialidad y mezquindad, y que cada cual intentará llevar agua para su molino, por nuestra parte creemos que la única verdad es la realidad, y en consecuencia actuamos de cara a los trabajadores, a nuestras familias y fundamentalmente de cara a la sociedad, a la cual servimos todos los días en cada comuna de la provincia de Buenos Aires.
 
Aldo Castro                            
Secretario General STMLZ               
Secretario Gremial FESIMUBO